Traición

El diálogo como fórmula mágica para evitarlo

No somos extraterrestres, somos humanos. Todos hemos vivido momentos en nuestras relaciones en los que hemos echado algo en falta y quizá incluso hemos estado a punto de traicionarnos. ¿Lo has hecho alguna vez en tu vida? ¿Ha preguntado también a quienes le rodean?

 

La traición es un monstruo enorme capaz de cambiar de forma según las circunstancias. Se mete de puntillas en la vida de la gente, se pasea por la casa, se demora, luego se instala en la cabeza y de ahí no vuelve a moverse hasta que está satisfecho, o derrotado.

Nadie está exento de esta incómoda presencia. Al menos una vez en la vida recibirás una visita, tanto si estás recién casado como si eres un veterano de una relación. Quienes afirman lo contrario no son sinceros consigo mismos o ignoran por completo la posibilidad de que su pareja haya considerado al menos la posibilidad de engañarle.

Buscamos lo que nos falta

Pero no sólo eso. El problema es que a veces ni siquiera podemos explicarnos a nosotros mismos si nos falta algo y qué es lo que nos falta. Puede que ya tengamos un gran pastel para nosotros solos, que nos encanta, pero para disfrutarlo como es debido necesitamos el tenedor. Conozco personas maravillosas que lo dan todo en la relación, pero su pareja manifiesta un vacío que hay que llenar.

Las necesidades que cultivamos en nuestro interior no son directamente proporcionales a lo que recibimos de la otra mitad de la pareja. Residen en nuestra naturaleza inherente, a veces encuentran terreno fértil en nuestro compañero de vida, a veces no.

Traición emocional, traición física

¿Cambia algo? No. Siempre hablamos del mismo monstruo con la capacidad de adaptarse a su huésped. El marido de la amiga que se folla a su secretaria no es peor que la mujer que chatea todo el día con un tío que conoció en la red. Ni que decir tiene que ambos tienen una carencia e intentan cubrirla de la forma que mejor se adapta a sus posibilidades y necesidades.

Establecer una relación mental con un amigo o un desconocido sigue significando ocultar a la pareja algo que forma parte de nuestra vida y que debería ser compartido por ambos. Significa herir sus sentimientos.

Por no hablar de que se pasa fácilmente de hablar de las tareas cotidianas y los dramas emocionales a intercambiar fotos en poses sexys. Sólo cuando nos descubren nos preguntamos “¿cómo hemos llegado hasta aquí?”. Entonces, de repente, lo que hasta el día anterior nos parecía inofensivo se revela a nuestra conciencia como lo que es: una traición.

¿De verdad apestamos tanto?

No. El punto del artículo es precisamente éste: no somos impuros porque aquella vez en la boda de mi hermana no le quité los ojos de encima al padrino, ignorando totalmente a mi esposa. No deberíamos avergonzarnos si nos excitara en secreto el marido de nuestra amiga en la piscina. No somos extraños si deseamos que nos toque una persona del mismo sexo, a pesar de mantener una relación o un matrimonio más que satisfactorios.

El ser humano necesita nutrirse, estimularse, realizarse. Vivimos de emociones, nos guste o no.

La afirmación “traicionar está en nuestra naturaleza” no es exacta. Más bien, está en nuestra naturaleza buscar constantemente el bienestar y la serenidad.

El diálogo como fórmula secreta de la felicidad

Diálogo, este extraño. Retomando lo escrito anteriormente: no me importa si sueño con follarme a mi mejor amiga en compañía de mi marido, siempre y cuando le haga partícipe de esta fantasía. ¡Sinceridad y compartir señores! No me canso de repetirlo: la sinceridad, el diálogo, el intercambio de pensamientos, son la fórmula secreta para vivir felices para siempre. Son la base de una relación sana y pacífica. ¿Y sabes por qué? Porque en la inmensa mayoría de los casos la otra persona también tiene deseos ocultos, quizá sean pequeñas perversiones, o simplemente se siente desatendida y le gustaría recibir más atención. Hablar, hablar y hablar.

Sé lo que estás pensando: no lo entenderá. De hecho, no siempre hay una persona al otro lado dispuesta a escuchar, reconocer las propias carencias y comprender las necesidades del otro. Pero ciertamente guardar silencio no conducirá a nada bueno. En el mejor de los casos, da rienda suelta a sus propias necesidades, engañando de hecho. En el peor de los casos, se vive una vida de frustración.

He abierto la caja de Pandora, ¿y ahora qué?

Hay un mundo infinito de soluciones para ser feliz con la pareja. Créeme: soluciones infinitas, sólo que no las conoces o tienes prejuicios contra ellas. Algunas son bien conocidas, otras no tanto y otras están bien escondidas. El mundo en que vivimos (por desgracia) no está preparado para aceptar todo lo que ya ofrece.

Si no tienes suerte, podrías salirte con la tuya comprando, por ejemplo, ropa interior para tu mujer cada fin de semana. Si el asunto es más complicado, pues arremángate y busca lo que más te ayude.

Abra su mente, deshágase de ideas preconcebidas e infórmese. Puedes empezar buscando algo ya dentro de este sitio o leyendo otros artículos del blog. Estoy seguro de que le servirán de inspiración.

Consejo

El mejor momento para empezar a retar discursos es, sin duda, cuando estás en la cama. Quizá después de follar, un momento en el que ambos estáis más relajados y predispuestos a escuchar. En general, me parece obvio que la tarde es la fase menos estresante del día y, por tanto, la más adecuada para la confrontación.

Mia

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